miércoles, 17 de diciembre de 2008

Jemi duele tu ausencia


No pensé que me iba a costar, a doler tanto esta ausencia.

A veces la casa parece tan vacía que me viene como una angustia y entonces clamo a Dios para que me asista.

Parte de la ropita de Jemima fue regalada a Ailén, una sobrina hermosa que tiene dos años y me dicen que le quedó muy bien.

Otras ropitas fueron regaladas a mi hermana, mamá de un varoncito de 5 años, con la intención no disimulada que sea "para la próxima nena" aunque ella no está aún embarazada.

Sin embargo quedan algunas prendas "especiales" que nuestros hijos eligieron tener para sus futuros hijos.

Aún están en el ropero esas frazaditas y algunas ropitas con su perfume que cada día que pasa se pierde más. La pieza, la casa toda, está vacía hasta que vuelvan los chicos en sus vacaciones de la Universidad.

La cama ortopédica que una vez que falleciera nuestro hermano Lenart Englund su esposa tan gentilmente nos cedió para Jemima, fue prestada a otro chico especial que la necesitaba tanto, también la mesita con ruedas para que su mamá ponga allí el respirador.

El "puf" azul queda como un recuerdo, vacío... solitario...

En la heladera quedan aún un par de mamaderas y algunos medicamentos que ya no se usarán. Muchos de ellos fueron devueltos a la obra social y unos pañales esperan que algún bebé alcance el peso indicado para entregárselos.

Sin embargo pareciera que nada puede calmar el dolor que repentinamente nos toma a mí y a mi esposa, porque somos huérfanos del amor de Jemima y conservamos ese egoísmo que nos hace desear tenerla para cuidarla y abrazarla, besar su carita suave y acariciar sus hermosos cabellos, sentir su dulce amor en esa mirada profunda llena de vida.

Ella está bien. Súperbien. Escasas y limitadas palabras para decir algo de cómo ella está. pero la extrañamos y la extrañaremos. Quizás el tiempo y las cosas aplaquen un poco este dolor y es de esperar completo el consuelo de nuestro Amado Salvador.

Por siempre Jemi

martes, 9 de diciembre de 2008

Un mes

Hoy hace un mes que Jemima se fue.
¡Cuántas cosas pasaron a partir de ese día!
Pero sigo teniendo su imagen en mi cabeza, como negándome a olvidar cada detalle de su vida. Sé que llegará el momento en que sólo recordaré los momentos más lindos y tiernos de su vida, pero por el momento todo se agolpa en mi cabeza. Ayer vinimos de Cholila, lugar en el que ella parecía revivir cada vez que íbamos, y se me hacía un nudo pensar en que no estaba.
Son las primeras veces.
La extraño mucho, sobre todo cuando quedo sola en casa.
Es difícil no tenerla.