jueves, 20 de noviembre de 2008

una profunda huella


Jemima dejó en nuestras vidas una profunda huella... Ahora que ella no está va a ser dificil reponerse, sobre todo con la familia separada: nosotros los hijos en Mendoza, y Papá y Mamá en Esquel. Es raro, sobre todo porque siempre estamos juntos, aún en la distancia que nos separa temporalmente. Nosotros no llegamos a tiempo para el entierro, justamente por este tema, pero llegamos a casi tres días después de que ella se había ido. Nos reunimos para llorar, para recordarla, para reìrnos de las anécdotas graciosas...
Para darle gracias a Dios por darnos la oportunidad de darnos este regalo. Dios nos eligió para que cobijemos a una embajadora suya por un tiempo, y disfrutemos de Su amor de una manera diferente y muy fuerte a través de esta hermosa palomita, que con su mirada manipulaba a los papis y a nosotros también. El amor y la paz se reflejaban en esa carita también, a pesar del dolor que a veces podría llegar a pasar.
Ahora basta de sondas, de aspiraciones, ¡de pañales!, de kinesio...de escuela (aunque faltó bastante, je), de convulsiones y medicamentos que trataban de calmar esas convulsiones. Ahora, Jemi está disfrutando de las mejores compañías allá en el cielo, donde nos vamos a encontrar cuando sea el tiempo necesario. Sabemos que está feliz, y estamos agradecidos por sus cinco años compartidos con nosotros y la felicidad que trajo a nuestras vidas. Aunque ahora tenemos dolor en nuestra alma por su ausencia tenemos la paz que sobrepasa todo entendimiento y que inunda nuestros corazones gracias a Jesús creyendo su promesa...
Hasta pronto Jemi!!!

No hay comentarios: